OLIVIA
UN RECONOCIMIENTO AL ESFUERZO
La temporada pasada me apunté a cross country y, aún siendo algo difícil para mí debido a mi pésima condición física, fue algo que disfruté.
Me di cuenta de que iba ser difícil hacer amigos en el colegio. En cada clase las personas eran distintas y con un recreo de quince minutos y otro de veinticinco, las posibilidades de conocer a gente eran bajas. Así que, siguiendo los consejos de las Jornadas Orientativas de Madrid, la primera semana de colegio ya estaba inscrita en el equipo de cross country.
Para ser sincera, no sabía en lo que me estaba metiendo. En España podía llegar a correr 100 metros y sentir que mis pulmones iban a estallar, pero después de tres meses de entrenamientos, competiciones, alguna lesión, mucho mucho sudor y rendimiento, acabé consiguiendo lo que me propuse: llegar a correr 5 kilómetros en 30 minutos.
Echaba la mirada atrás durante los entrenamientos y decía: “acabo de correr 1 hora entera sin parar. Wow!” ¡no me podía reconocer!
Hace unos días entregaron los premios de los deportes de otoño en mi colegio. Yo no he sido para nada una de las mejores de mi equipo por lo que no esperaba que pronunciaran mi nombre. Pero lo hicieron. “Most improved player” la persona que más había mejorado y evolucionado a lo largo de la temporada. No pude evitar la sonrisa mientras recogía el premio.
Cross country de verdad me dio las primeras personas que puedo llamar amigas/-os actualmente y acabé dándome cuenta de que la mente es el instrumento más poderoso que el ser humano posee. Piensa que podrás y lo conseguirás, piensa que no puedes más y te rendirás.
Ha sido un placer conocer, gracias a cross country, a la deportista que en España tan escondida tenía.