ELISA
TRICK OR TREAT!
Desde que era pequeña, Halloween ha sido una celebración muy importante para mí, incluso más que mi propio cumpleaños. Muchos de vosotros estaréis pensando: "¿Pero qué tiene tanto de especial?" Simplemente no se puede expresar con palabras.
Este año he podido experimentarlo de verdad, y no sabéis la emoción que he sentido y el hype que aún tengo. Octubre ha estado cargado de tantas cosas buenas que se ha pasado volando, y me gustaría compartir los mejores momentos que he vivido.
Carving pumpkins es una de las mejores cosas de la vida. Fui a un huerto de calabazas y encontré algunas monstruosamente gigantes. Mi hfamily y yo elegimos las que más nos gustaron, y aprendí algo nuevo que parece lógico pero no lo es: la carne de las calabazas para tallar no se come, sólo las pepitas, que se tuestan para luego añadirles condimentos y como snack están riquísimas. He ahí el motivo de por qué esas calabazas son más baratas... O sea que si quieres hacer una pumpkin pie, tienes que usar de las pequeñas jajajaja. No os lo vais a creer, pero tuvimos que comprar nuevas calabazas 2 veces. ¿Por qué? Bueno, algunas personas decidieron cogerlas de nuestra puerta y estamparlas contra la carretera, lo que aquí se conoce como pumpkin smash. ¡ENCIMA 2 VECES! Mi cara fue un poema cuando vi mi preciosa calabaza hecha pedazos en frente de casa...menos mal que aún no estaban talladas.
En mi clase de Parenting, la cuál es demasiado genial, mi profesor nos trajo calabazas y pude hacer el carving por primera vez. He de reconocer que no fue tan desastre como esperaba, ya que todos están acostumbrados a hacerlo desde que son unos niños y era algo totalmente nuevo para mí! Tras un duro trabajo con el cuchillo y las demás herramientas, por no hablar de las manos pegajosas y el característico olor, acabé mi diseño: un spooky cat.
Cuando hice el carving con mi hfamily, la cosa fue muy diferente. Nuestras calabazas eran mucho más grandes, teníamos cuchillos eléctricos, el diseño fue totalmente distinto (Jack de Nightmare Before Christmas... no sabéis lo difícil que fueron las stitches de la boca jajajaja) y, al tener algo de experiencia por ser la segunda vez, fui mucho más rápida. Tras una tarde en familia carving pumpkins con música de Tim Burton, Michael Jackson y Ghostbusters de fondo, pusimos nuestras velas dentro de ellas, apagamos las luces, y...TADAAAAA!!!!
Ya se acercaba Halloween, y con él la búsqueda de un disfraz. Mis amigas del high school me invitaron a una "Halloween party". Éramos 4 chicas (Rachel, Asia, Crystal y yo), su sótano estaba decorado increíblemente escalofriante, había pizza y chuches, Netflix y juegos de pistas! Me lo pasé de miedo. Tenía muy claro que quería disfrazarme de Sally de Nightmare Before Christmas (lo sé, estoy obsesionada con esta peli), así que la mañana de la fiesta fue con mi hdad a la mejor tienda de disfraces ever: Spirit Halloween. Tras una serie de catastróficas desdichas, conseguí todo lo que necesitaba.
En el high school también celebraban Halloween. Por una parte, estaba el Monster Mash, que consistía en un evento del instituto para recaudar fondos y se jugaba un partido de baloncesto teachers VS students, ambos disfrazados, así como juegos, karaoke, sorteos...A los demás nos tocaba disfrazarnos el martes 31, y en el lunch podíamos ir a las oficinas de los distintos profesores y hacer trick or treating! Fue muy divertido poder llevar tu disfraz al instituto y que se tomaran todo tan en serio jajajaja.
Ya llegó la noche... Si me parecía increíble la cantidad de dulces que cogí por la mañana, lo que me esperaba después no tenía precio. Una vez disfrazados, maquillados y preparados para la noche más dulce y escalofriante, literalmente, del mundo, Judith (la estudiante internacional que vive conmigo), su amiga, Mario (Spanadian de Kingston) y yo nos recorrimos todo el barrio con el propósito de llenar nuestras enormes bolsas.
Hacía un frío estremecedor, pero valía la pena. Fuimos a todas las casas de mi barrio (el cual es famoso porque las decoraciones son increíbles) y nuestros ojos se iluminaban cada vez que tocábamos a una puerta. Algunas casas eran tan espectaculares que parecía de película: garages decorados como mini casas del terror, porches con sonidos y luces, jardines delanteros con inflatables más grandes que nosotros... Era gracioso porque a veces te recibían niños pequeños y nos sentíamos demasiado mayores pidiendo dulces, pero hey, era una experiencia demasiado única. Me encantó que hubiera vecinos que dieran bolsitas ya preparadas para Halloween, y la diferencia entre los que te daban una sola barrita de chocolate o piruletas y los que te daban un puñado enorme + bolsas de patatas fritas. Al llegar a casa, lo primero que hice fue vaciar la bolsa en la mesa y quedarme impresionada. Con razón pesaba tanto...jajajaja.
Este Halloween ha sido el primero, y espero que no último, que he vivido de verdad. La felicidad, emoción, satisfacción...se apoderan de mí, pero también melancolía y tristeza porque es sólo una vez al año.
Sólo me queda decir: HAPPY HALLOWEEN!