MARÍA

¿QUINTO MES YA?

“El tiempo parece no avanzar. Es como una de esas ruedas que tanto cuesta hacer rodar”. Esos eran mis pensamientos hace apenas cinco meses, incluso cuesta decirlo. Ahora me doy cuenta de lo equivocada que estaba. Sin darme cuenta las hojas del calendario han ido cayendo hasta llegar el punto en el que solo quedan cuatro de ellas.

No sé cómo dejar por escrito todo lo que este quinto mes he vivido. Ha sido un mes en el cual hemos tenido que decir adiós a un gran año para dar inicio a otro que estoy segura que traerá mucha alegría a más de uno. Ha sido un mes para comprender y valorar lo que la vida nos ha regalado.

Este quinto mes quiero destacar la importancia de la familia. Cuando empecé esta experiencia me sentí sola, como si algo que siempre ha estado conmigo de repente hubiera desaparecido. Los que siempre habían estado a mi lado ya no estaban y me sentía perdida alrededor de extraños porque si, para que alguien sea conocido primero tiene que ser un desconocido. Mi cuerpo estaba físicamente ahí pero mi cabeza seguía buscándolos a ellos, mi familia, por cada rincón como si estuvieran escondidos. Y es que no hay nada más importante que el amor de una familia.

Pasaron los días y los que empezaron siendo totalmente unos desconocidos para mí acabaron convirtiéndose en mi familia, gente a la que quiero y tienen un espacio ganado en mi corazón. Es por eso que quiero destacar la importancia de la familia en este mes. Ya no me siento perdida como lo estaba en un principio. Ahora me siento como en casa. Si os soy sincera, nunca entendí eso que muchas personas dicen sobre que el corazón puede dividirse en diferentes hogares. ¿Cómo se va a dividir el corazón en diferentes hogares? ¿Cómo vas a sustituir el que siempre ha sido tu hogar por uno que apenas lo lleva siendo un par de meses? No se trata de sustituir nada. Se trata de entender que no hay un hogar determinado. Evidentemente, siempre tendrás el hogar de tu familia así como también el hogar de todos los sitios a los que has viajado. Porque lo creas o no, todo deja marca. Mi corazón está dividido en dos. Y al igual que no fue fácil decir adiós al que ha sido mi hogar durante toda mi vida, sé que también lo será decir adiós al que ha sido mi hogar durante este año.

Algo muy importante que estoy aprendiendo este año es a fallar. Hasta ahora, nunca me ha gustado fallar, espera ¿a quién si? Poco a poco te vas dando cuenta que fallar es de gente inteligente. Todos los genios de la historia han fallado alguna vez. Pero han sido esos mismos fallos los que los han hecho ser grandes personas en la historia. Fallar no está de más. Simplemente somos humanos, no robots programados para ser perfectos. La perfección está sobrevalorada. No hay mayor satisfacción que levantarse tras una dura caída. Si doy rienda suelta a mi imaginación, nadie nos dio al nacer instrucciones de cómo se debe vivir la vida. Por lo tanto, somos libres para equivocarnos y volvernos a equivocar una y otra vez. No hay nada de malo. Al contrario, son todas esas caídas las que nos harán más fuerte. Lo más importante no es la caída o el fallo, sino cual es nuestra perspectiva al respecto. Si vemos el mundo negativo, el mundo nos enviará de vuelta esa negatividad. En cambio, si nos centramos en ver lo bueno en lo malo y lo positivo en lo negativo, fallar solo nos tiene que servir para mejorar.

No he sido consciente hasta justo este momento de que me queda menos de lo que ya llevo. ¿Cómo ha podido pasar el tiempo tan rápido? A apenas un día del anuncio de los nuevos becarios y parece que fue ayer cuando mi nombre aparecía en la lista. Parece ayer cuando me dieron la noticia que cambiaría para siempre. El día que incluso mis amigas lloraron de felicidad por mí. El inicio fue duro, pero ahora que Knoxville me ha acogido con sus brazos abiertos, no creo que esté preparada para separarme de ellos. Knoxville me ha dado tanto en tan poco tiempo que se me hace imposible pensar en decirle adiós.

Gracias una vez más por un mes maravilloso; pero tiempo, si pudieras ir un poco más lento te lo agradecería. Tengo aún tantas cosas que vivir y aprender junto a aquellos que me han abierto su corazón y sé que ellos estarán en el mío para siempre.


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