FERNANDO

Mi primer mes

A veces me quedo pensativo, mirando a la nada. Pensando. Pensando que estoy a 7000 km de casa, en el país de mis sueños (lo siento si suena muy cursi), viviendo la experiencia de mi vida. Normalmente me digo a mí mismo, "Despierta, los sueños no son infinitos."  Y me respondo, "Lo sé, por eso quiero aprovecharlo al máximo''. Así que ahora os voy a contar como me ha ido este primer mes de mi gran aventura canadiense. En relación con el destino, es espectacular. Calgary: la ciudad más poblada de Alberta, en las praderas canadienses y pegada a las Montañas Rocosas. Al principio me dio miedo, una ciudad demasiado grande para mí, pensaba que me iba a perder, agobiar, incluso no gustar... Para nada. Me siento enormemente afortunado de que mi destino fuese esta ciudad de oportunidades, de la cual me he enamorado. Su espíritu activo, progresista y acogedor te atrapan.  Mi 'high school' se llama Dr. E.P. Scarlett, y de verdad, también estoy encantado. Al principio llegas, te encuentras rodeado de 800 personas a quienes no conoces, no sabes que hacer ni adonde ir. Sientes la soledad. Pero tranquilidad, es solo momentánea. Los profesores son super simpáticos y me ayudaron un montón al principio. Como llegué tarde para todos los 'try-outs', me recomendaron apuntarme a x-country, relacionarme con los internacionales, y a la vez  con algunos canadienses (bastante menos accesibles). Pero una gota constante de agua puede romper una roca, y yo hacer amigos e integrarme. A día de hoy, ya he conseguido integrarme en una pandilla de internacionales y en otra de canadienses a los que conocí en x-country, así que: ¿Qué más se puede pedir? Sobre la familia, decir que, comparada con lo anterior, se queda corta. No estoy teniendo el 'feeling' que esperaba con ellos, los veo poco y cuando los veo, es como si faltase algo. No he terminado de casar bien en la unidad familiar y en ocasiones me vuelvo a encontar con la irremediable soledad, además de que no son tan similares a mí como me hicieron pensar antes de venir.Pero como nos enseñaron antes de venir, estoy utilizando las herramientas que tengo a mano para intentar revertir la situación. El balance final es, como os imaginareis, increíble. Lo malo no puede siquiera ocultar un poco de la felicidad que siento en estos momentos. Estoy en una nube, en una nube que sobrevuela el cielo canadiense, feliz y ansiosa. Feliz porque sabe que no se disipará hasta dentro de 9 meses, y ansiosa porque quiere aprovechar el tiempo que le queda al máximo. Ojalá no acabe nunca.


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