LEIRE
Mi mayor miedo
No puedo creerme que de verdad esta experiencia tenga un final y, mucho menos, que ese final sea ahora. Cada día 29 de mes he ido tachando en mi calendario el tiempo vivido en celebración a cada 30 días en este maravilloso lugar. Septiembre y sus nervios, octubre y mis amigxs siendo mi familia, noviembre y la nieve, diciembre y una Navidad diferente, enero y las primeras despedidas, febrero y mucho frío, marzo y ganas de primavera, abril y personas mucho mejores que flores, mayo e intensidad, y hasta hoy; mi décimo y último mes aquí.
10 meses y toda una vida. No tengo las palabras para describir los mil sentimientos que me cruzan la mente y el corazón si pienso en tener que decir adiós a todo este sueño que el 23 de enero de 2018 se hizo realidad. Recuerdo a la Leire del pasado y los miedos que tenía. Sinceramente, creo que esa antigua yo estaría más que orgullosa de la "Lei" de ahora. Canadá me ha brindado tanto positivismo y valores que no sé ni por dónde empezar a nombrarlos. Sé que tengo una familia canadiense aquí, en Alemania, en Japón, Brazil y en otros mil rincones del mundo. Canadá ha sido superarme, aprender muchísimo, querer fuerte, emocionarme tanto que he declarado llevar piel de gallina como mi capa vital, valores adquiridos y opiniones basadas en experiencias. He crecido como persona y he alacanzado a ser todo lo que admiraba cuando estaba volando desde Madrid a Toronto hace más de 280 días. De hecho, Canadá me ha enseñado tanto que ni siquiera podría dejarlo todo escrito en una lista.
Nunca antes había tenido que enfrentarme al pensamiento de decir adiós de verdad. De pronunciar "espero que volvamos a vernos algún día" y no un "en 10 meses estoy de vuelta". No creo que nadie en el mundo pueda imaginarse lo doloroso que es y, al mismo tiempo, compartir las ganas que tengo de bajarme del tren que en unos días me dejará en la estación de mi ciudad y será testigo del reencuentro que he esperado durante 10 meses con tantísima fuerza. O, al menos, nadie que nunca haya salido de su zona de confort para cruzar el mundo, sentirse más perdida y encontrada que nunca, conocido personas con galaxias dentro y haya hecho de un pueblecito de costa y su gente, un hogar. Y eso es lo complejo y precioso de todo esto, el sentir que tengo dos hogares.
No podría estar más agradecida por haber vivido esta experiencia, os prometo que he cumplido y la he aprovechado como si cada día 29 significara "he hecho de esto el mejor mes y no tan solo uno más". Sin duda, decir adiós a las personas que me han querido tanto y tan fuerte durante este tiempo no va a ser una de las cosas más duras a las que me haya enfrentado nunca, sino la más. Hace un mes que Alberto y yo empezamos a recordarnos mutuamente "no quiero irme" diariamente y que Hannah necesitaba llamarme o cogerme la llamada porque el mero hecho de pensar en despedirnos de Brooke, Hedvig, Shoshana, Jurnee y la larguísima lista de nombres que les siguen, nos dejaba como sin fuerzas y llorando.
Siempre he sido un popurrí de emociones, pero este sentimiento de tener que decir adiós en voz alta, en abrazos que ojalá fueran eternos, en llantos y lágrimas, es inmensamente desgarrador.
Gracias, o thank you; porque aunque no estéis entendiendo esto, habéis hecho de mí alguien más feliz y de estos 10 meses, la mejor de las experiencias.