YOLANDA

Memorias para siempre

Nunca pensé que estando a cero grados diría que “hace bueno”. Pero me pasa. Y he sobrevivido al invierno más frío de mi vida, aunque siga nevando en abril y sólo a veces vea temperaturas positivas. No me puedo creer que estos meses hayan pasado tan rápido, y siento que llevo años en esta isla. He hecho cosas “de película americana”, como el winter formal en diciembre, pero una vez eso ha pasado, no es mi mejor recuerdo.

Me quedo con mis amigas llevándome a esquiar por primera vez cuando mi familia no lo hizo, con caerme mil veces patinando sobre hielo, riendo tanto que ni sentía el frío, ir a Moncton solo una noche, pero pasarlo genial, dormir en casa de mi amiga y pasar tanto tiempo juntas que casi no nos soportamos. Me quedo con todos los fines de semana invertidos en el musical, y los que me quedan, pues van a merecer muchísimo la pena. Me quedo con madrugar para ir a banda aunque odie despertarme pronto. Me quedo con llegar a casa y que la niña pequeña venga corriendo a decirme que juegue con ella, con que la mayor me llame para que la acompañe al super.

Me he dado cuenta que lo importante es lo más sencillo, que alguien que apenas conoces te sonría en el pasillo, sentarte al lado de alguien nuevo en una clase y acabar llevándoos genial, los planes espontáneos después del insti. No puedo parar de pensar en qué estaría haciendo en España ahora mismo, pero me he dado cuenta de que da igual. Por mucho que me pueda estar perdiendo, ahora estoy aquí, y esta experiencia no me la puede quitar nadie.

No puedo esperar a que llegue el buen tiempo, pero estoy aterrorizada pensando en irme de este sitio. Y claro que quiero volver, hay tantas cosas que echo de menos que me abruman, pero sé que cuando me vaya no voy a poder parar de pensar qué haría si siguiera aquí. Y, mientras mis compañeros de clase eligen las asignaturas para grado doce, yo miro por la ventana los últimos copos de nieve; mientras mis amigas hablan de planes para verano, yo estoy interesadísima en el mensaje que me acaba de llegar; y mientras los profesores explican qué créditos hacen falta para aplicar a universidades, yo cuento las baldosas del suelo.

Ojalá se pudiera estar en dos sitios a la misma vez, pero no se puede, y tengo estos tres meses para hacer más memorias que siempre llevaré conmigo.


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