ENRIQUE

Mi año en Ottawa

Hace ya más de un mes que regresé a España. Desde entonces he tenido el tiempo necesario para analizar mi año en Canadá con suficiente perspectiva como para darme cuenta de que ahora soy una persona completamente diferente a la que se fue hace diez meses a Ottawa. Como es de esperar, todo el mundo me pregunta cómo me ha ido este año de manera general, cuando la respuesta es, sin ninguna duda, mucho más compleja. Siempre contesto que he aprendido. He aprendido sobre otro país, otras culturas, sobre mí mismo y también sobre cómo quiero que sea mi vida. Y, aunque siempre pensemos que solo se aprende de los errores o las dificultades, también se puede aprender de los buenos momentos que nos rodean día a día.

Una de las experiencias que más me marcaron durante este año fue participar en la versión de The Phantom of the Opera con el club de teatro del instituto. Durante casi seis meses tuve ensayos diarios que incluían fines de semana en los que tenía que renunciar a salir al centro de la ciudad o simplemente poder quedarme en casa leyendo un libro. Sin embargo, todos estos esfuerzos valieron la pena, ya que obtuve un papel en la obra, aunque fuera secundario. Siendo sincero, aunque el teatro sea una de mis mayores pasiones, los musicales nunca me han llamado la atención, especialmente porque cantar y bailar no son mi fuerte. Entrar en este proyecto fue salir totalmente de mi zona de confort al no solamente probar algo nuevo, sino también al afrontar un reto personal como fue tener suficiente confianza en mí mismo como para plantarme en mitad de un escenario a bailar y cantar. Además, este proyecto no era solo algo individual, pues cada una de las personas que forman parte del club tuvo que poner todas sus fuerzas y empeño en poner en el escenario un musical con tanta dificultad como este. Este esfuerzo y sacrificio de todos valió la pena, ya que nominaron nuestra versión del musical a la categoría de mejor espectáculo para la gala de los Cappies. En esta gala se reconoce el esfuerzo y talento de las diferentes obras de teatro y musicales de los diferentes clubs de teatro de toda Ottawa. En este caso, como fuimos nominados, tuvimos la oportunidad de actuar en el NAC (National Arts Centre). Sin duda, este ha sido uno de los mayores logros y experiencias que he tenido en mi vida. Estar en el club de teatro me ha ayudado a transformarme en una persona mucho más responsable y dedicada, que sabe que todo esfuerzo vale la pena y, además, que ha descubierto que el mundo del teatro es lo suyo y quiere dedicarse a ello.

Muchas otras experiencias también me han hecho crecer como persona. Por ejemplo, fue todo un reto hacer asignaturas que nunca me hubiera imaginado haciendo, como por ejemplo fotografía o pintura, ya que no tenía ningún conocimiento previo de cómo usar una cámara y desde segundo de la ESO no había dibujado absolutamente nada. Como es de esperar, al principio me sentí completamente fuera de lugar e incluso pensé en cambiarme de asignatura, pero no dejé que esas inseguridades se apoderasen de mí y seguí adelante. Tuve que poner mucho esfuerzo para alcanzar el mismo nivel que ya tenían mis clases respectivamente, pero todo mereció la pena. Ahora no hay semana en la que no saque mis pinturas y haga algo pequeño, aunque solo sea el boceto de una flor. Además, estoy pensando en comprar una cámara para continuar con fotografía como hobby. Estas dos asignaturas hicieron que me diera cuenta de que quiero que mi vida profesional esté orientada hacia el arte, ya sea como director de teatro, profesor o escenógrafo.

Otras experiencias que también han marcado mi año han sido los voluntariados que he realizado. El mejor, sin duda, fue ayudando en el Summerside Summerfest, una especie de fiesta de fin de curso donde estuve desde moviendo sillas y colgando pancartas hasta haciendo de pintacaras. ¡Nunca se sabe cuál es tu verdadera pasión! Otro voluntariado que también fue una importante experiencia consistía en recolectar dinero para la Canadian Cancer Society. En algunos momentos el estar varias horas preguntando a la gente por donaciones se volvía algo bastante pesado. Sin embargo, en esos momentos, recordaba que no lo estaba haciendo por mí, sino por cientos de personas que necesitan ese dinero, tanto como para pagar su tratamiento como para investigación. Ambas experiencias abrieron mucho mi mente y me hicieron reflexionar sobre cómo podemos ayudar a otras personas de nuestro entorno o nuestra comunidad.

En general, este año ha estado repleto de personas y experiencias que me han hecho crecer enormemente como persona. Ahora soy más independiente, más fuerte y, sobre todo, sé lo que quiero en mi futuro. Y, aunque todavía no sé cómo conseguirlo, tengo la certeza de que lo voy a lograr. En Ottawa tuve muchos momentos en los que sentí que estaba a punto de tirar la toalla, pero nunca perdí la esperanza y confié en mí mismo. Este año ha sido una experiencia inolvidable que llevaré en mi corazón para siempre. Todos los lugares, mi host family, mis amigos y mis profesores estarán en mi corazón y, ¿quién sabe? A lo mejor tarde o temprano los volveré a ver.


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