ANA
Hockey sobre hielo
Antes de venir, sabía que este año iba a ser un año de descubrimientos, sin embargo, nunca pensé que hockey sobre hielo sería uno de ellos.
Desde principios de octubre, he estado compaginando hockey sobre hielo y esquí de fondo (cross country skiing) como mis deportes de invierno. No sabía si sería posible, pero ya os puedo decir que sí que lo ha sido y que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado estando aquí.
La primera práctica de hockey fue horrible; salí de la pista de patinaje deseando no haberme apuntado. Ese día estábamos las jugadoras de Varsity y de JV combinadas, lo que quería decir que había tanto gente que llevaba 14 años jugando al hockey como jugadoras que empezaban ese mismo día. Definitivamente podría decir que ese día fue uno de los más frustrantes de mi experiencia aquí, y puede que de mi vida en general. Fue frustrante porque, a diferencia de la mayoría de los deportes, era imprescindible que supieras manejarte en patines de hockey; y mi única experiencia se basaba en haber ido unas cuantas veces al Palacio de Hielo en Madrid, a la vez que otras más de 150 personas, y haber patinado sobre ruedas.
Conseguí toda la equipación para hockey de mi host brother, que había jugado hockey durante un largo periodo de tiempo cuando era más pequeño y lo dejó hace unos años. Lo que quiere decir que sí, que tengo el mismo cuerpo que mi host brother cuando tenía 10 años. Al principio empezaba a prepararme algo así como media hora antes de salir al hielo, para tener tiempo de ponerme todo y de atarme los patines; para el final de la temporada, 15 minutos eran más que suficientes.
Las primeras veces que estuve en la pista me caí muchísimas veces y, a día de hoy, con la temporada ya finalizada, me sigo cayendo. Pero he aprendido que el hockey sobre hielo es un deporte en el que, si no te caes, es que algo estás haciendo mal. Nuestras primeras prácticas se centraron fundamentalmente en tirarnos al suelo para aprender la forma correcta y eficiente de levantarnos al momento. Gracias a la gran cantidad de protecciones que tenemos que llevar, da igual la de veces que te caigas, es difícil que te hagas daño.
Otra cosa que mejoré fue saltar la valla para entrar y salir del hielo. Ahora no entiendo cómo los primeros días me costaba tanto, algo que ahora hago con total naturalidad. Afortunadamente, nunca me pegué de cara contra el suelo al intentar salir a la pista, pero sí que me tiraba mi tiempo en el proceso.
Los entrenadores eran súper comprensivos con nosotras, y siempre nos estaban animando, nos enseñaban la forma de jugar y qué hacer en cada momento, y nos corregían lo que hacíamos mal.
La única cosa que me habría gustado hacer y que no conseguí realmente es marcar un gol. Las únicas veces que metí el disco en la portería fue en el primer partido, dos veces, pero en ese momento ni siquiera sabía lo que estaba haciendo, así que realmente no cuentan.
Una cosa que realmente he apreciado fue que a las estudiantes de intercambio nos incluyeran en la senior night, que está dedicada a los que se gradúan del instituto y no van a seguir jugando en ese equipo. Prácticamente todas las chicas seniors están en Varsity (el mejor equipo dentro de un deporte), así que, ese día, tuvimos que jugar un partido de más nivel. Acostumbrada a la lentitud de JV, no sabía muy bien qué hacer las tres veces que me sacaron al hielo (querían que formáramos parte de todo, pero obviamente también querían ganar), pero me las apañé para no estropear la jugada e incluso conseguir que el puck avanzara o que alguna jugadora lo recibiera. En el descanso entre un tiempo y otro presentaron a todas las jugadoras, incluyendo nuestros planes para después del instituto, nuestro recuerdo favorito de hockey, etc. Fue una noche genial, en la que por alguna razón me sentí bastante especial :).
Además de incluirnos en la senior night, nos dejaron estar presentes en el equipo en la final del campeonato. A pesar de que nuestro equipo no ganó, fue un partido muy emocionante, siéndolo aún más por vivirlo en el lado donde toda la acción se está llevando a cabo.
Ahora, cada vez que el equipo de hockey de mi instituto juega, me gusta ir a verlos. Es increíble la forma en la que los jugadores se mueven y la facilidad con la que controlan el disco con su stick. A veces pienso que ojalá patinara la mitad de bien que ellos, y aún así sería demasiado. Definitivamente hockey se ha convertido en uno de mis deportes favoritos, tanto para jugar como para ver, y estoy encantada con la oportunidad que me ha dado el estar en Alaska para descubrirlo.
Dicho esto, solo puedo daros un consejo, y es que no tengáis miedo de probar cosas nuevas, por muy difíciles que parezcan, porque igual puedes descubrir tu nuevo deporte favorito o tu nueva pasión.