AIMAR
Haber vivido algo que me cambió
Entre tantas y tantas personas que me han hecho vivir momentos tan especiales, me gustaría dedicar particularmente esta publicación a algunas que han sido claves para que esta experiencia se convierta en algo mágico.
El primero es una persona que, además de haber sido el mejor profesor que he tenido durante toda mi vida académica con diferencia, ha sido un amigo esencial. Shaun Deola ha sido mi profesor de Psicología Avanzada y Gobierno Americano durante mi estancia en Montana, Estados Unidos. Él fue quien se ofreció en un momento complicado a conseguirme una nueva host family, y la verdad es que no le puedo estar más agradecido, encontró en sus mejores amigos a mi nueva familia. Es una persona con un gran corazón y esta experiencia no hubiera sido lo mismo sin él. Por ello quiero decir, -Gracias por todo Mr Deola.
También agradecer a todos mis amigos del instituto Capital High School y al resto de mis profesores por darme el mejor año de mi vida haciendo unas cuantas menciones honorables: quiero dar gracias a Becca Hartman, mi acompañante a Prom y una gran amiga que nunca olvidaré, Lane Chapman y Cole Bradford, los mejores compañeros que uno puede tener en clase de química, Adrián Rincón Jiménez, el mejor amigo para todo lo que he podido tener en Montana.
No quiero olvidar a una persona muy especial, Tami, la representante local de Asthon Herencia en Montana y que siempre que he tenido algún contratiempo ha estado dispuesta a ayudarme. Siempre la recordaré con cariño, a ella y a sus divertidas y cariñosas mascotas.
Y en apartado especial un agradecimiento infinito a mi querida familia, Andree Larose, Henry Elsen, Renee y Thomas, una familia entrañable y cariñosa que no podía haberme tratado mejor. Un millón de gracias por haberme dado un hogar tan cálido que me ha hecho sentir siempre en casa.
Durante estos meses he hecho cosas que nunca imaginé que podría llegar a hacer, y eso es lo apasionante de esta vivencia: el coraje y las ganas de retarme que he adquirido durante estos diez meses y que me han ayudado a descubrir pasiones como la diplomacia y la política internacional que hasta entonces desconocía por completo.
Echaré de menos este lugar, eso siempre, pero la vida me ha dado esta valiosa oportunidad, y la he sabido aprovechar. Ahora me toca pensar en el futuro y en una nueva etapa de mi vida, sin olvidar lo que he vivido en Estados Unidos.
Mi año en Helena, capital de Montana, en los Estados Unidos de Norteamérica, será algo que siempre estará en mi corazón y que siempre recordaré. Nunca se borrarán ni los lugares que visité ni las personas que conocí.
Gracias Fundacion Amancio Ortega por darme la oportunidad de cumplir mi sueño. I will never forget.