PAULA

Diez meses en York, South Carolina

Hola! Me llamo Paula y he estudiado estos diez meses en York, South Carolina. Sin duda ha sido una experiencia única e irrepetible que siempre llevaré conmigo. He aprendido muchas cosas, conocido a mucha gente increíble, visitado nuevos sitios, abierto mi mente y definitivamente salido de mi zona de confort para encontrarme con un mundo lleno de oportunidades y nuevas experiencias.

La aventura comenzó el uno de agosto, con rumbo a Nueva York. La verdad es que agradezco ampliamente que CIEE realice unas orientaciones allí ya que te ayudan a empezar con toda la energía y motivación posibles. Después de conocer a gente de muchos países, visitar la ciudad y dar un paseo en barco con discoteca en el cual me lo pasé genial me sentía preparada para conocer la que sería mi vida durante los siguientes diez meses.

Recuerdo los primeros días como un periodo de adaptación intenso, tanto a nivel personal como físico. Desde el primer momento la familia me ha tratado genial y no he tenido ningún problema con ellas. Sí que es verdad que al principio de todo cuesta más sacar tema de conversación, teniendo en cuenta además la barrera idiomática, pero eso no fue un problema para que en poco tiempo me sintiese completamente integrada. A nivel físico los primeros días tenía mucho sueño y tenía hambre según el horario español pero, como con todo, fue cuestión de acostumbrarse poco a poco.

Como probablemente a todos los becarios, lo que más miedo me daba era el instituto. Hacer amigos nuevos, clases nuevas, una nueva rutina, profesores nuevos, no enterarme en clase o perderme el primer día. Sin duda alguna mi mayor apoyo fue mi hermana alemana, Hanna. En este primer semestre coincidíamos en dos clases de cuatro. Ambas nos encontrábamos en la misma situación y con la ayuda de la otra no nos sentimos solas y nos adaptamos sin problema. En el instituto conocí a muchos de mis amigos, participé en varios clubs, actué en un musical y también practiqué cross country y soccer, en los cuales hice grandes amigas y me sentí parte del equipo.

Hago un breve inciso para recomendar a futuros becados o estudiantes de intercambio que no duden en apuntarse a todo lo que puedan. En concreto, para mi hacer soccer fue una de las mejores decisiones que tomé estando allí. Se trata de un deporte colectivo en el cual aprendí lo que es el verdadero espíritu de equipo, a no rendirme pese a la adversidad, a valorar y respetar más a los demás y a dar el máximo de mí misma. Además al final de la temporada éramos como una familia e hice algunas de mis mejores amigas allí.

Algunos de los mejores momentos han sido: el viaje a Nueva York que hice con el coro, Halloween, la visita a Washington para ir a la “March for our lives” con mi familia, fin de año en Charlotte con otros estudiantes de intercambio, tirarnos por todas las montañas rusas de Carowinds, las actividades que realizábamos los estudiantes de intercambio juntos, los partidos de fútbol americano, prom, la visita a Atlanta y los muchos viajes en coche con amigos y la música a tope.

Ha sido un año lleno de alegrías y buenos recuerdos. Lo más importante que me llevo es mi familia y amigos con los que sé que siempre podré contar. Además he notado grandes cambios tanto a nivel académico como personal. Todos estos cambios han sido positivos y me han ayudado a ser una persona más completa, abierta y madura. Se han producido gracias al tener que confrontar nuevos retos y problemas de manera independiente, en los cuales la decisiones recaían más bajo mi única responsabilidad.

Académicamente, mi nivel de inglés ha mejorado de forma exponencial, cumpliendo así una de las metas que me propuse antes de irme. Una de mis mayores sorpresas fue que al final del año pensaba e incluso soñaba en inglés. Además he conocido un nuevo método de enseñanza, al ser el sistema educativo estadounidense muy diferente al español. He aprendido que el saberse absolutamente todo no es lo más importante, sino el entenderlo y saber utilizarlo en tu vida diaria. He mejorado mi francés, al dar clase de este los dos semestres y también he aprendido a compaginar el deporte y los estudios en la vida diaria, al tener entrenamiento todos los días, cosa que no me ocurría en España.

Personalmente el cambio ha sido grande. He adquirido una mejor capacidad de resolución de problemas, al no tener la ayuda tan directa de mis padres. También he conocido a gente de culturas, costumbres y situaciones muy diversas lo cual me ha enseñado a respetar y aceptar más a todo el mundo, a juzgar menos y a darme cuenta de que lo más importante es el interior. Siempre he sido una persona muy estricta conmigo misma, pero antes me pasaba demasiado en algunos momentos y por ello no disfrutaba. El vivir con Hanna, que tiene una personalidad diferente me ha enseñado que a veces lo correcto es relajarse y disfrutar. Por último una de las grandes cosas en las que he notado un cambio es que ahora soy más yo misma y no me importa lo que piensen los demás ni que me juzguen. Llegar a un sitio nuevo en el que nadie te conoce te permite ser simplemente tú, sin pensar en la imagen que la gente tiene de ti porque es inexistente. Eso me ha permitido descubrir una yo diferente, y estoy intentando continuar con esta actitud aquí en España.

El voluntariado ha sido una parte importante de mi año. Antes de irme a Estados Unidos nunca había hecho nada de voluntariado, por tanto era algo nuevo para mí. Al principio del año mi plan era hacer sólo las horas requeridas pero con el paso del tiempo me fui dando cuenta de que era algo que me gustaba y que conseguir más horas no me resultaba complicado. Mi hermana Hanna y yo decidimos intentar llegar a las 100 horas y de hecho lo conseguimos. Participé en proyectos muy diversos: desde ayudar con las cenas en una residencia de ancianos, explicar cómo rehusar tus desechos en el día de la tierra, y hasta ordenar y mover cajas en una tienda solidaria de segunda mano. Mi voluntariado favorito fue en el museo de York, en el cual tenían un evento de Harry Potter y su relación con las diferentes ciencias. Yo me encargué de contar la asistencia al observatorio en las diferentes tandas, además de hacer recuento de los puntos en una competición que hacían durante la exhibición. El voluntariado me ha enseñado la belleza y satisfacción que existe detrás de ayudar a los demás sin esperar nada a cambio. También he conocido a mucha gente allí y he aprendido a comunicarme mejor con la gente debido a la naturaleza de algunos de los proyectos. Creo que ahora soy una persona más solidaria y también valoro más la ayuda de los demás porque sé como se siente al estar al otro lado. Ahora entiendo el por qué hacer voluntariado es un requerimiento para la beca, ya que es tan beneficiosa para tu comunidad como para tí misma.

Si tuviese que resumir este año en tres palabras escogería gratitud, cambio y amistad. Me siento una persona mejorada, con más ganas de explorar mundo y de no conformarme. Sé que a partir de ahora no voy a parar de viajar, vivir nuevas experiencias y sobre todo ser feliz e intentar que los demás lo sean. Ya tengo ganas de volver para ver a todo el mundo de nuevo, al fin y al cabo podría llamar a York mi segunda casa.

Por último quería dar gracias a la fundación por esta oportunidad. Espero haber cumplido las expectativas esperadas, para mí ha sido uno de los mejores años de mi vida y estaré eternamente agradecida. Espero que os haya gustado esta memoria final. Sé que es el final de esta etapa pero aún queda mucho por venir.

Mucha suerte a todos, conseguiréis lo que sea que os propongáis siempre que sea con esfuerzo y ganas. Un abrazo, Paula.

 


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