RAMÓN JESÚS

1 mes subido en una montaña rusa de emociones

Ya ha pasado más de un mes desde aquel día 25 de agosto en el que dejé todo atrás para adentrarme en la aventura más grande de mi vida.

Aquel día en el que me despedí de mi familia con mucha prisa debido al tráfico de camino a la estación de AVE, y en el que me di cuenta de que todo esto era real, todo el camino y sus obstáculos me habían llevado a ese momento que cambiaría mi vida.

Aterrizar en Vancouver tras 14 horas de vuelo, conocer a la que será mi nueva familia durante todo un año, simplemente mirar por la ventana del coche y ver los rascacielos y las señales verdes. Todo esto, gracias a toda la gente que me apoyó y me apoya durante este proceso tan difícil pero a la vez tan bonito.

Este mes ha sido simplemente uno de los mejores de mi vida, he probado tantas cosas nuevas, he conocido a tanta gente, he descubierto que el mundo es enorme y que realmente somos un puntito en un cielo lleno de estrellas.

Aquel primer día después de llegar, el partido de béisbol en Vancouver, la visita a las alpacas de unos amigos de mi familia, la excursión de los internacionales de la ciudad, ir a hacer paddle board con mi host dad y mi double placement, ver el atardecer en el muelle de White Rock con un helado en la mano, empezar el nuevo año en un instituto completamente nuevo y darme cuenta de lo mucho que valió la pena todo el esfuerzo. Todas estas experiencias nuevas que gracias a la fundación y a todo quien me apoyó, me han hecho crecer como persona, ver el mundo de otra manera y apreciar esta oportunidad que me han brindado.

Gracias por todo :)


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